Resulta extraño que en una pequeña familia puedas encontrar a sujetos tan diversos.
En la mía, hay una vasca que potencia tu consumo en exceso de cafés y dulces vespertinos; otra con la que compartes una afición creciente por el descubrimiento de blogs interesantes y se convierte en robot en la pista de baile. Un rey del asfalto puede sorprenderte manejando una furgo para 15 personas con Estopa a todo volumen, la ventanilla bajada y el codo apoyado mientras te anima a tener un perro salchicha de mascota. Hay un caballero con linda sonrisa (también guía turístico que sabe de túneles), que pasará a la historia por sus únicos e irrepetibles bailecitos (aquel con saltitos incluidos) en todas y cada una de las fiestas.
O aquel mozo que con sus lindos polos de colores es el rey del reggaeton allá donde va. La reportera gráfica que documenta (con su cámara y otras) todos los momentos memorables y que, hasta hace poco, pensábamos que su apellido eran dos sílabas repetidas. Porque en esta pequeña gran familia también contamos con una linda voz carpophonica y con la granaina coleccionista de aretes más salerosa de la tierra. Sin olvidar, por supuesto, al flaquito cometacos que se emociona con la «Chica de Humo» y que tiene en sus cajones las camisetas más cañeras de México.
Una más que merecida despedida a los ICEX que dejan a regionales y demás sujetos huérfanos a partir de mañana.
¡¡Gachupines!! Esto es sólo una ínfima parte de lo que habéis vivido en México, espero que os sirva para arrancaros una sonrisilla y refrescaros la memoria cuando lo necesitéis…
Eres un ICEX porque…
– Cuando llegaste no tenías la más remota idea de que acabarías incluyendo palabras como “güey” o “no maches” en tu jerga diaria.
– Los dos besos han pasado a la historia. Uno y bien dado es tu forma de saludar y despedirte.
– Te han preguntado más de 1000 veces “¿y le gusta México?” Si eres mujer, intentaron profundizar en una relación más estrecha hasta querer saber tu número de pasaporte a los 10 minutos de conocerte.
– Las “tienditas de abarrotes” son un mundo aparte que te ha encantado descubrir.
– Has comido más veces fuera que en tu casa. Es más, en un año has comido más veces en restaurantes que en toda tu vida.
– Has empezado incluso a cogerle, perdón a agarrarle, cariño a la simpática palabra “ahorita”, aún sabiendo que puede significar ahora, más tarde o nunca.
– No te ha costado acostumbrarte a entrar en antros apenas llegar, mientras cientos de mexicanos llevan esperando 2 horas en la puerta.
– Ya conoces personalmente a los empleados del OXXO (y te dejan comprar aún cuando hay Ley Seca)
– El Facebook se ha convertido en tu compañero de curro más fiel, siempre ha estado ahí para apoyarte en los momentos más difíciles en la oficina.
– Descubriste que la mejor manera de calcular los pesos es pasándolos a pesetas.
– No comprendes cómo peinarse el flequillo tipo tupé de los años 80, sigue estando de moda 20 años después.
– Has hechos fotos de una Corona en una puesta de sol en la playa en más de una ocasión.
– La policía te ha estafado por cometer el terrible crimen de beber en la calle.
– No tienes miedo ni estás preocupad@ por volver de fiesta en un carro (coche) con ocho personas en su interior, de hecho, ¡¡lo disfrutas!!
– No sabes que será de tu vida ahora que no podrás decir “yo un cappuccino light deslactosado con Splendia, joven”.
– Te preguntas qué hecho en la historia mexicana les ha hecho crear esa terrible tradición de ponerse 1 Kg de gomina en su pelo todas las mañanas.
– Has aprendido, por experiencia propia, lo que es la venganza de Moctezuma.
– La toronja ha marcado un antes y un después en tu “precopeo,” copeo y postcopeo.
– Ya tienes un Diplomado en Ascensión de Pirámides.
– Cuentas también con una Maestría en División de Cuentas y Cálculo de Propinas.
– Un “Ni modo” y sonrisa de oreja a oreja ya se ha convertido en la manera de resolver todos tus problemas y situaciones.
– Te has convertido en fan de los mariachis, te aprendiste la letra del “Camarón Pelao” en un cero coma dos y, en ocasiones, te descubres cantándola en la ducha.
– Sufriste, al menos, un resfriado importante gracias al frío polar de los buses nocturnos.
– Has asistido a más conciertos que en toda tu vida y, muchos de ellos, por tu cara bonita.
– Caíste en las redes del galán mexicano más apuesto del universo… y, de repente, se esfumó sin dejar rastro. Aún te sigues preguntando si es familiar de Espiri González o si tuvo un trauma infantil con la canción de la “Chica de Humo”.
– Después de un año no entiendes porqué te llaman güer@ a pesar de que tengas el pelo negro azabache.
– Has llegado a acostumbrarte al olor característico de los tianguis y disfrutar de los paseos por sus estrechos pasillos.
– Te has sentido inútil mientras la operadora te pasaba con otra, y otra y otra persona. ¿No habría sido más fácil pulsar la famosa tecla “gato” para acabar antes?
– Estás profundamente preocupad@ porque al volver a tu país sabes que no habrá más tacos de bisteck con queso y tacos al pastor para acabar con la cruda (resaca) Dudas que unos churros o un bocata de tortilla vayan a ser tus aliados nuevamente.
– Celebraste el triunfo del Mundial en la Cibeles más mexicana de todas.
– Tienes el Ipod lleno de canciones de Luis Miguel y no te da vergüenza reconocerlo. De hecho, te encanta escuchar «La Bikina« una y otra vez y, si la puedes pedir a los mariachis, mucho mejor.
– Sentiste el merengue de una tarta entrar por tus fosas nasales el día de tu cumpleaños. Mordida al canto será un recuerdo que no olvidarás.
– A estas alturas, todavía no has conseguido que tus amigos de España entiendan qué significa “no mames”.
– Estás orgullos@ de poder por fin pronunciar »Popocatépetl», pero todavía sigues trabajando con “»Iztaccíhuatl»…
– Has visto la muerte pasar (y no en el Día de Muertos) en algún taxi o pesero a manos de un conductor suicida.
– No hay nada que te fastidie más que un mexicano te conteste en inglés cuando llevas hablándole en español un buen rato.
– Al principio, no sabías distinguir entre un tequila de 30 pesos y uno de 200 hasta que te llegaba la cruda del día siguiente. Pero ahora, la cruda sigue llegando, ¡¡qué narices!!
– Formaste parte del grupo original “Spanish Batukada”, o bien, fuiste víctima de sus atroces ritmos.
– Tus únicas preocupaciones cada semana son saber adónde vas a viajar o dónde va a haber una gran fiesta a la que no puedes faltar.
– Odias (o te encanta) la tradición en las discotecas de «Cover: 250 pesos, chicas gratis».
– Tus semanas están organizadas en ciclos: me pongo moren@, me pelo, me pongo moren@, me pelo…
– Tienes pesadillas con de Frida Kahlo y de su mirada uniceja acechándote.
– Compraste nuevos DVD’s o juegos de Xbox todos los meses… a 15 pesos…
– Descubriste el mundo paralelo de peluquerías donde hacen “manicure” y “pedicure” por módicos precios, mientras ves pelucas pasar sin cesar.
– Conociste lo que supone invitar a una mexicana fresa a cenar… ¡¡Nada como el producto nacional!!
– Inditex sigue estando presente en tu armario, aunque tengas que gastar de más.
– Olvidaste qué significa beber agua del grifo.
– Viviste la experiencia religiosa de ir al cine VIP, inigualable e indescriptible.
– Presenciaste cómo una barbacoa puede prenderse con un secador para poder cocinar unos chorizos parrilleros de calidad suprema.
– Ahora sacas el acento mexicano (que creías que no tenías) en tus conversaciones existenciales tras llevar 3 copas de más. Y a veces lo intentas estando sobrio para que no te timen, pero no sueles tener éxito.
– Probablemente llegaste sin saber mover el esqueleto, y te vas hecho el rey de la pista. Esto suma puntos con mozas españolas, tomen nota caballeros.
– Los taxistas te intentaron colar que sabían llegar a tu destino, acabaste indicándoles el camino y te sentiste un GPS humano.
– Pasaste más de una tarde de domingo en el boliche, presenciando múltiples tipologías y estrategias sin sentido para hacer una “chusa” (pleno).
– Tu paciencia se ha desarrollado hasta límites insospechados que jamás pensaste que llegaría.
– Te sumergiste en piscinas (repito, piscinas, más de una) con el agua más turbia del universo y sobreviviste.
– Pocas veces eres llamado por tu nombre, ahora cuentas con un apodo especial acabado en “ator”, “awer”, “uki”, tu apellido al estilo soldado y otros varios que no verán la luz pública.
– Conociste al rey del tequila, aquel que se paseaba por las fiestas poniendo caballitos a diestro y siniestro.
– Te has acostumbrado a viajar en taxi a precios de risa, ya te carcajearás también cuando intentes pagar uno en España…
– Fuiste organizdor@ oficial de un fiestón de despedida que quedó marcado en la historia contemporánea de México.
– Tu mejor amiga mexicana no es reina, pero sí Condesa. Tu mejor amigo mexicano se llama Don Güero, vive en una esquina de Polanco y siempre tiene las puertas de su casa abiertas para ti. Y así seguirá para cuando regreses…
Os echaremos de menos, QUÉ VIVA MÉXICO CABRONES!!!, he dicho.